Madre e hijo sentados en un parque en un hermoso momento conciliación.
El 30 de Mayo se cumple un año ... Nuevamente se acercan los cumpleaños de mis respectiva madre y de mi padre en ese orden consecutivo.
El día de ayer estuve con mi hijo J platicando en un momento de introspección y porque cierta curiosidad momentánea acechó mi mente con fines experimentales:
-¿J te puedo preguntar algo?
- Si mamá
-¿Extrañas a A?
- mmmm
- Sé honesto, no me enojaré contigo
- No realmente no lo extraño....
Así fue como inició una plática con mi hijo de 5 años, bastante intensa, me reveló detalles que yo jamás había imaginado que él pudiese recordar. A su vez le contesté todas sus inquietudes con respecto a lo que sucedió hace un año...
" Cuando el se fue ya nunca regresó y todo terminó "
A veces los niños tienen una manera muy particular de entender la vida. Tan simple, tan ingenua y muchas veces tan acertada.
Me siento orgullosa de tener un hijo sumamente noble y comprensivo, soy mamá de un maravilloso ser de luz que fue capaz de asimilar una situación de adultos complicada y dolorosa. Está siendo capaz de perdonarme y de quererme con mis errores, sin egoísmos ni rencores, aceptar mis palabras, brindarme consuelo y volver a confiar en mí y en ese amor infinito que le tengo.
"Mamá tu estabas enferma y también estabas muy enojada"
Fue una frase cargada de comprensión y reproche a la vez, tenía que decirme todo eso, tenía que sacar conmigo todas esas inquietudes que traía en su mente.
Mi trabajo sanador fue reconocer que le hice daño, pedirle perdón, escucharlo sabiamente, responder sus dudas y reiterarle el amor incondicional que le tengo. Decile que siempre estaré para él y que jamás volveré a tener ganas de irme y dejar de ser su mamá.
Finalmente... Mi espíritu está en tregua con él y con la vida. Nos queda mucho camino por recorrer pero quiero estar ahí para ver a mi hijo vivir y jamás dejarlo solo. Para mi fue un ocaso sumamente simbólico. Te amo Julian y gracias por todo.
