lunes, 10 de junio de 2013

Soledad.

Llevo dos horas acostada en esta brumosa estancia, con todo el ambiente que conlleva y que me destruye. La soledad imponente de una habitación cuatro por cuatro. Sin energías para mover las piernas, con una enorme bolsa de plástico cubriendo el sofá cama para evitar un desastre, así estoy yo, leyendo de vez en cuando la novela China, pensando en qué comeré al rato sin tener ni una pizca de antojo, de ningún tipo. Me recuerdo hace unos meses, sobreviviendo dos semanas el encierro con pan, Nutella y agua.

A veces me pregunto: ¿Qué hacen los demás? Mientras mi vida improductiva está aquí estancada entre 4 muros de concreto sólido. A veces solo quisiera perderme en el olvido.

Le he preguntado al "Demian", Hesse me ha dicho que eres un cerdo igual que todos,que finge ser intelectual.

He tenido pesadillas toda la noche, cinco para ser exactas, son mis pesadillas personalizadas, solo me perturban a mi con sus contenidos llenos de mi pasado errante de hogar en hogar y de mi inseguridad: el nemesis del amor. Precisamente la inseguridad propia y el querer poseer al otro.

Soy una mujer insegura, francamente tengo miedo a muchas cosas, y mis sueños lo saben, puedo pasar toda la vigilia engañándome a mi misma, teniendo ese aire de que la vida y los demás no me importan. Pero al cerrar los ojos, en el mundo de los sueños, sucede todo lo contrario. Te soñé ignorándome, como aquella persona que come un fruto y tira la cáscara. Te soñé distante, me soñé intentando desesperadamente llamar tu atención y te soñé con alguien más.

Probablemente si tengo dotes de vidente, o probablemente es solo el miedo. Ahora no quiero hablarte y no lo haré.

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