El primero de ellos es el caballo egocéntrico que quiere comerse al mundo, inteligente, analítico y sumamente veraz, se formó como producto de mis inseguridades y miedos, ha estado para demostrarle al mundo que es difícil verme la cara, le gusta sentir que todo lo conoce, ama los retos y ganar ante todo.
El segundo es un caballo amante de la pasión y la seducción, se deja llevar por el deseo y la sexualidad, las fantasías y hasta cierto punto el romance íntimo.
Y el último de ellos es de temerse, es de un temperamento iracundo y fuerte, pero debo de agradecerle su existencia, de alguna manera me protege de quienes han querido abusar de mi y llegar más lejos, es de quien saco el coraje y la fuerza para salir adelante, no le gusta que lo manden ni que lo presionen, ama su libertad y su dignidad por encima de cualquier otra cosa, aquel caballo salvaje es el que me permite ser libre y autenticamente loca.
Siento no poder ser la chica sumisa y tonta que todo el mundo espera, si yo no puedo domarme a mi misma, dudo que alguien más lo logre hacer.
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