Aún recuerdo el gran desprecio que me tuviste cuanto te diste cuenta de que yo era un individuo que intentaba abrirse paso en este mundo. Aun recuerdo tus implacable censura a todo aquello que considerabas impropio en mí. Hasta la fecha sigues intentando salirte con la tuya, argumentando que yo no sé de la vida, que me falta mucho por vivir. ¡Cuántos sueños no me destrozaste! Podría reprocharte enormemente esta carga. Empecemos: Yo alguna vez quise ser violinista, tu nunca me llevaste a clases, no te interesó esa formación en mi, sólo te dedicabas a decir: Para la música se necesita talento, yo como fui bailarina clásica siempre he tenido la sensibilidad para el arte. Siempre eres tú por encima de los demás.
Alguna vez quise leerte poesía, tú solo dijiste: No sabes leer, no tienes la entonación necesaria, no sabes marcar las pausas necesarias en la poesía, la poesía lleva un ritmo que tú no entiendes y que no sabes llevar. Desde luego que no sabía… tenía 11 años la primera vez que intenté leer poesía.
Hoy hace unas horas tuvimos otro encuentro desagradable, siempre te encanta destruir lo que yo intento crear, comentaba que me gustaría tener un perro, pero no un perro cualquiera, los huskys son una raza hermosa, también me gustan los border collies. Dije que son lindos con los bebés y con los seres humanos. Tú te dedicaste a decir: pero ahorita no tienes tiempo, tal vez cuando el niño sea mas grande y tu no tengas tantas presiones. Porque los niños aprenden a hacer sus necesidades solos, pero un animal siempre va a depender de ti.
¿Por qué siempre me haces esto? Siempre supones que yo no sé hacer nada bien. Que yo no puedo, que yo carezco de capacidades, de talentos, de sensibilidad o de responsabilidad. Te cae en la punta del pie que yo haga algo que tu jamás te atreviste a hacer y que probablemente siempre quisiste. Así fue con el italiano, te retorcías cuando notaste que ya sabía decir más cosas que tu y tu pseudo vocabulario sacado de algún libro de los setentas de gramática, intentabas desesperadamente demostrar que sabías siempre algo más que yo.
Las confesiones aún no se acaban, todavía tengo mucho que contarles de ti, de mí, de aquellos y de ella y de esta historia llena de confusiones y de aquel pasado que por mucho tiempo he intentado borrar pero que poco a poquito les iré confesando.

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