Todo es parte de esta vida, que bien o mal he sabido vivir, con aquellos bemoles que destrozan el alma por completo, pero he podido revivirla una y otra vez, reconstruyendo lo que se derrumba y saliendo a flote poco a poco y esta vez pretendiendo regresar a aquella superficie en la que alguna vez me encontraba.
Empiezo a recordarme como persona, volverme a conocer, riendo como antes lo hacía. Veo a mi hijo crecer, siento su amor incondicional a pesar de tantas cosas malas que le hecho y las cuales pienso reparar. Quiero darle el hogar que yo nunca tuve, no se como, nadie me ha enseñado a ser mamá, nadie me ha enseñado a amar y darle amor a las personas. “De amor no se vive, de amor no comes”. Frases para encubrir la hostilidad y la irresponsabilidad de no saber amar a nadie, ni a si mismos, porque si supieran lo que en verdad significa amar no dirían aquello.
Quitando toda la basura que me han colgado en el fondo atrás de todo eso se asoma una hermosa persona que desea salir a la superficie y veo que realmente la amo. Como decía aquella mujer que me escuchaba: “Dale valor a tu valor”.
Salgamos a flote: ¿Quién quiere vivir esta aventura a mi lado?

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