Empezando por soportar el frío que te genera, aquellas gotas heladas que traspasan la ropa y llegan a lo mas profundo, cuando los zapatos se llenan de este líquido y pisar se convierte en algo arriesgado. Simplemente estando completamente hundido en el agua es cuando tu cuerpo se aclimata con la tormenta y puedes empezar a disfrutar, a danzar.

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